Me gustaría empezar diciendo, y creo que soy bastante condescendiente, que Roger Waters es un tipo polémico. Si por él fuera no existirían los últimos tres discos de Pink Floyd ni sus respectivas giras. También causan ruido sus posiciones políticas extremas y sus discursos en pleno concierto, muchas veces fuera de lugar. Como si todos los de derecha fueran malos y los de izquierda buenos.
Nuestra historia con Roger Waters.
A pesar de eso no dejamos de ir y disfrutar sus shows. Los del Fukiti Fu tuvimos la oportunidad de verle en aquel histórico concierto de la gira In The Flesh en el Valle del Pop cerca de Caracas en 2002. Aún consideramos que es uno de los mejores eventos a los que hemos tenido oportunidad de ir, y miren que ha corrido agua desde entonces. El vuelo de un helicóptero real sobre el escenario sincronizado con el intro de Another Brick In The Wall es algo que nos dejó marcados. También fue una de las últimas veces que estuvimos los cuatro Hermanos Contreras en un concierto juntos. La situación de nuestra Venezuela ha ocasionado que uno a uno nos hayamos ido, sin embargo hemos mantenido la tradición de reunirnos para asistir a festivales y conciertos en el mundo.
En el apartado de Roger Waters, junto a Dee Dee, le vimos por segunda vez en Dublin en 2011 en el tour The Wall Live. En esa ocasión actores en escena construían y luego derrumbaban un muro. Ya en aquel entonces se contaba con sonido cuadrafónico para deleite de la audiencia. Y este año, en el marco del tour Us+Them le hemos visto de manera separada: Dee Dee y Marky en Madrid y yo, junto a otro amigo de la casa, en Bogotá. Sobre esa experiencia les escribo hoy.
Roger Waters en Bogotá 2018.
El sitio seleccionado para el evento fue el estadio de fútbol Nemesio Camacho de Bogotá, o El Campín, como popularmente se le conoce, con capacidad suficiente para albergar a la cantidad de público que ese día decidió pagar una boleta extremadamente cara para poder disfrutar de lo más parecido a Pink Floyd que puedan ver en vivo y acomodar las toneladas de equipo audiovisual que acompaña a la banda.
Ese día las cosas empezaron un tanto mal, ya que el acceso al recinto era muy lento por los controles de seguridad y eventualmente tuvieron que bajar la intensidad de los mismos pues aún con muchísima gente afuera haciendo fila para entrar empezaron a sonar los acordes de Speak To Me. Afortunadamente era una grabación que daba inicio al show.
Así empezó el espectáculo.
Una vez ubicados en nuestros puestos, bastante alejados de la tarima pero con una excelente panorámica para poder observar los diferentes elementos que hacen de este un concierto especial, comenzó a sonar Breathe del álbum The Dark Side of the Moon, una excelente pieza para empezar apaciblemente. El público reaccionó de inmediato cantando cada palabra. Siguieron con One Of These Days del Meddle, una canción instrumental en donde se deja escuchar un poderoso doble bajo entre Waters y su bajista de apoyo. Buena canción para que sepan quién es el dueño del circo.
Luces apagadas y empiezan los sonidos y visuales de una tormenta. Luego aparecieron miles de relojes en la super pantalla que abarcaba prácticamente el ancho del campo y sonaron los característicos despertadores de Time del Dark Side Of The Moon. Uno de los tantos momentos en donde se aprovecha al máximo el sonido cuadrafónico del evento. Tocaba gritar a todo pulmón «Ticking away the moments that make up a dull day…». La voz de Waters está un tanto apagada, pero eso a estas alturas es lo que menos importa.
Así siguió Roger Waters en Bogotá.
Siguieron con Breathe (Reprise) y The Great Gig in the Sky en donde las coristas se lucen en grande con sus poderosas voces. Una espectacular imagen del espacio en la pantalla invitaba a perderse entre esas voces e imágenes.
Le tocaba el turno al álbum Wish You Were Here, empezando con Welcome To The Machine. Waters pedía ayuda con las palmas al público.
A continuación siguieron tres canciones de su último álbum solista Is This the Life We Really Want? Notablemente nadie vino a escuchar esto así que unosaprovecharon para sentarse, otros para charlar.
Después siguieron con la bella Wish You Were Here, con lo que el público se reactivó y cantó notablemente emocionado. Más de uno lanzó una bocanada al cielo. En la audiencia había de todo: niños, jóvenes, adultos y mayores, familias completas, parejas y grupos de amigos que disfrutaron por igual el espectáculo.
Cambiamos de álbum, esta vez le toca el turno a The Wall con The Happiest Days of Our Lives, Another Brick in the Wall Part 2 y Part 3. Un coro de niños salió a escena para cantar y bailar el famoso coro con el que Pink Floyd llegó a oídos de todo el planeta. Vale acotar que los niños del coro son del país en donde se hace cada presentación. Entre canción y canción Waters aprovechó para presentar a los músicos. Muy buenos, como era de esperarse.
Vendría un intermedio en el que la banda descansó y en pantalla aparecieron uno a uno nombres de líderes políticos del mundo que no comulgan con los ideales de Waters. Algunos fueron pitados, en especial Mr. Donald Trump.
The Wall en Bogotá.
Llegó el momento del primero de los grandes efectos que tenían preparados para la noche: en el video proyectado en la pantalla empezó a surgir una construcción del piso que al llegar al borde superior, para sorpresa de todos, continuó con la aparición en físico de las chimeneas de la power plant de la portada del disco Animals, y así empezaron a tocar Dogs. Mientras las chimeneas echaban humo real, Waters apareció con una máscara de cerdo sosteniendo un cartel: Pigs Rule The World! Se retiró la máscara y sostuvo otro cartel: Fuck The Pigs! Luego brindó con sus compañeros músicos y siguieron tocando Pigs (Three Different Ones). Después de un rato apareció el famoso cerdo flotando sobre el público al frente de la tarima con el mensaje Stay Human por un lado, Sean Humanos por el otro. En pantalla se vieron varias imágenes burlándose de Trump, cerrando la canción con la frase en pantalla «Trump es un Cerdo». Recordemos que Waters vive en EEUU y por lo visto no tiene mucho que decir sobre el Brexit a pesar de ser inglés.
Más de Pink Floyd por Roger Waters.
Volvieron al álbum The Dark Side of the Moon con Money. Más dedicatorias en pantalla a líderes mundiales. Siguieron con Us And Them, poderosa pieza en donde destaca el saxofón. Difícil no ponerse emotivo, por algo este álbum es el tercero más vendido de la historia. Vendría algo similar a una pausa con la canción de Waters titulada Smell the Roses, para luego continuar con Brain Damage. Una esfera de metal empezó a circular sobre el público, y justo antes del inicio de Eclipse comenzó a formarse el prisma de luz, una de las portadas de disco más famosas de la historia. Otro momento en el que no sabes si quedarte mirando extasiado o grabar aquello.
Llegó la hora del encore.
Así vendría la tercera pausa del show, esta vez para el encore. Con el «Olé, Olé, Oleeeé» usado en nuestros países se pediría que volviera a salir la banda para tocar un poco más. Volvieron para tocar de su material Broken Bones. Y, para cerrar, la canción con uno de los mejores solos de guitarra de la historia: Comfortably Numb. Aún quedaba un truco debajo de la manga del británico: una columna de fuegos artificiales detrás de la pantalla cerró este magnífico show.
Así terminó un concierto no exento de polémica. En esos días en Colombia se escenificaban en las calles protestas estudiantiles exigiendo más presupuesto para las universidades públicas. Waters habló del tema opinando que la educación debería ser gratis y posteriormente una Senadora colombiana lo criticó.
Waters es quien es y a pesar de ello hay que agradecer que cada cierto tiempo se lanza estas mega giras en donde trae la música de una de las mejores bandas de la historia a nuevas audiencias que pueden apreciar la experiencia de un concierto de excelso nivel.
Escrito por FUShoots. Edición de texto por Lastmario.
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Steve Hackett en Madrid Junio 2023.
2 Respuestas a “Crónica Roger Waters Bogotá 2018”
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