Así nos fue con Iron Maiden en Amsterdam 2013.
«Dudo que vuelva a ver a Maiden otra vez». Tuve la osadía de decir eso hace un par de semanas cuando el destino me tuvo una sorpresa. Luego de los tres días de Hellfest en Clisson, Francia, dos de los tres festivaleros teníamos planeado echarnos un par de días en Amsterdam; el otro tenía que regresar al trabajo.
Habíamos planificado ir desde Nantes a Amsterdam en tren, toda una odisea ya que nos tocó correr con la maleta un par de veces por el ajustado tiempo disponible para desplazarnos entre estaciones de tren en París.
Ya en Amsterdam, y con nuestras pertenencias en el hotel, salimos a dar una vuelta rematando la noche en un interesante sitio, The Cave. Si pasan por esta ciudad y les gusta el metal, vayan; el bartender pone la música como antes: tiene un lote de cds y un par de reproductores en donde va cambiando discos y canciones. Tuvo la amabilidad de poner algo de Down apenas llegando sin decirle nada (yo cargaba la camiseta del tour). Después de unas cervezas y un shot de Jack Daniel’s nos fuimos a dormir.
El día siguiente fue medio complicado arrancar por una «ligera» resaca. Logramos salir a pasear por esta ciudad llena de bicicletas (los ciclistas son bastante impertinentes) y una proliferación anormal de camisetas de Maiden nos indicaba que habían tocado ayer o estaban por hacerlo. Le preguntamos a una pareja y resulta que se presentaban ese día, ¡Vaya sorpresa! No teníamos idea.
¿Ir o no ir? he ahí la cuestión. Mi compañero ya los había visto en Madrid en esta gira y prácticamente me abofeteó cuando dije la primera frase de esta reseña: «el show es arrechísimo», como diríamos en Venezuela, me espetó. Dejamos todo un poco más al destino y decidimos que si había disponibilidad de entradas en el Ziggo Dome, los veríamos. Y así fue.
El Ziggo Dome es una maravillosa estructura cerrada que puede albergar a unas 17.000 personas (entre sentadas y de pie). Está ubicado en las inmediaciones del Amsterdam Arena, hogar del AFC Ajax. Cuando entramos nos quedamos estupefactos con las instalaciones del lugar: todo pulcro, servicios de todo tipo, sistema de venta con tokens en cajeros automáticos, merchandising oficial, etc. etc. etc. Cuando uno ve este tipo de cosas simplemente se deprime por lo mal que está nuestro país.
Ubicados en nuestros puestos, nada malos, Heineken en mano y extasiados por lo magnífico del recinto, empezamos a ver la banda soporte de Maiden, Voodoo Six. Estos londinenses no nos transmitieron absolutamente nada, para muestra bastaba ver a una audiencia bastante apática con su show. Otros tramos del tour cuentan con mejores bandas soporte como Ghost, Anthrax, Slayer o Sabaton.
Maiden England es el nombre de este tour en homenaje al VHS/DVD Maiden England de 1988, en el que el protagonista es el álbum Seventh Son of a Seventh Son, cumpliendo 25 años, y que pudiera ser considerado el último gran disco en estudio de esta banda.
Los acordes de Doctor Doctor de UFO a full volumen anunciaban que el show estaba por comenzar con Moonchild, canción que abre el disco. La locura se apoderó del Ziggo Dome, todos agitaron sus brazos, cantaron y se emocionaron con los incombustibles ingleses. Todos sabemos qué hacer en cada canción, cuándo brincar, cuándo cantar.
Seguirían con Can I Play with Madness y posteriormente empezarían a mezclar el setlist con canciones de otros discos: primero The Prisoner del Number of The Beast, luego 2 Minutes to Midnight del Powerslave, Afraid to Shoot Strangers del Fear of the Dark, The Trooper del Piece of Mind (con Dickinson flameando la bandera británica), The Number of the Beast, Phantom of The Opera del Iron Maiden, Run to the Hills del The Number of the Beast y Wasted Years del Somewhere in Time. Diferentes Eddies se turnaban en escena. No faltaron pirotecnia y fuego, así como constantes cambios de fondo, acordes a la canción o disco, en un escenario que recordaba al témpano de hielo de la portada del Seventh Son.
Apareció un teclado. Era la hora de la magnífica Seventh Son of a Seventh Son, ¡Vaya canción! Dickinson tuvo un desempeño vocal notable, de lo mejor que he tenido el placer de apreciar en los cuatro conciertos de Maiden que ya he visto. Posteriormente arrancaría Steve Harris solo al bajo: The Clairvoyant. Volvimos a los grandes éxitos con Fear of The Dark, una de las canciones más coreadas en los conciertos de Maiden, y cerrarían con Iron Maiden.
Se vendría el encore con el Churchill’s Speech, sinónimo de Aces High del Powerslave. Volveríamos al disco homenajeado con The Evil That Men Do y cerraría el toque con Running Free del Iron Maiden.
Disfruté el concierto como nunca, tragándome las palabras escritas al inicio de esta reseña. Sólo una pequeña reverberancia en la locación no permitía que todo fuera perfecto, un detalle que bien vale la pena obviar ante tan majestuoso espectáculo.
Sólo me queda por decir que ojalá estos tipos toquen hasta que se mueran. Es difícil imaginar en este mundo una dedicación similar y algo parecido a la sinergia banda – público de esta gente. Puro orgullo metalero.
Ya en la parte exterior del Ziggo Dome nos quedamos un rato bebiendo cerveza gracias al buen ambiente que había. Un par de bares exteriores complementan al recinto y, claro está, metal era lo que estaban pinchando.
Cambio y fuera.
Escrito por FUShoots. Edición de texto por Lastmario.