Reseña de azkena rock fest 2019

Crónica Azkena Rock Festival 2019.

Tuvimos un espacio en nuestro itinerario europeo de este año para poder escaparnos a Vitoria–Gasteiz, la capital de la provincia de Álava en el País Vasco, y asistir a un día de Azkena Rock Festival 2019, festival de música que acaba de llegar a la mayoría de edad con su 18ª edición.

El viernes 21 de Junio se presentaron bandas como The B-52s y Stray Cats, pero ya habíamos decidido no ir ese día porque no era lo suficientemente atractivo como para hacer el sacrificio logístico que representaba este viaje para todos.

Arrancamos el sábado 22 nuestra aventura. Un grupo salió de Barcelona y otro de Madrid y nos encontramos alrededor del mediodía en Miranda de Ebro, lugar en el que conseguimos hospedaje a precio razonable y relativamente cerca de donde se efectúa este festival: el parking del Instituto Mendizabala, justo al lado del complejo deportivo Mendizorroza -hogar del club de fútbol Deportivo Alavés-.

Almorzamos con un buen ambiente festivalero en las calles de Vitoria y nos dirigimos a Mendizabala a recoger nuestro brazalete y entrar al festival.

Sonaba por allí la banda del español Garbayo. Fuimos a comprar cerveza y a darle una vuelta al lugar para empezar. Sentí que estaba en un día de picnic en un parque: ambiente muy relajado, promedio de edad alrededor de los 40s, sin empujones y suficiente espacio para caminar. Nos encontramos con tres tarimas principales: Love -al lado de la entrada y aislada de las demás-, God y Respect -una al frente de la otra así, que se turnaban su actividad-. Otra área llamada Trashville, que no visitamos, presentaba lucha libre mexicana, DJs y algunos grupos.

Tuvimos un primer inconveniente: Tesla o Meat Puppets. Decidimos que fueran ambos. Nos fuimos a la tarima God para ver el inicio del show de Tesla: una de esas bandas que uno piensa que jamás verá en vivo pero eventualmente te la tropiezas en un festival. Tienen un estilo hard rock muy cercano a esa ola de glam de la costa oeste de EEUU que azotó los 80s y a la que esta banda llegó un poco tarde. Siempre mantuvo cierto aire de seriedad en oposición a otras que se volvieron extremadamente comerciales.

El preámbulo del concierto fue Welcome To The Jungle de Guns N’Roses y arrancaron con un par de canciones de su primer álbum Mechanical Resonance: Cumin’ Atcha Live –inicia con unas poderosas guitarras que despejan cualquier duda sobre si esta gente sabe tocar- y la popular Modern Day Cowboy, una de mis favoritas. De los que grabaron ese disco están todos menos Tommy Skeoch (Guitarra), con este puesto siendo ocupado por varios hasta llegar a Dave Rude, quien los acompaña desde 2006.

Siguieron con su segundo álbum The Great Radio Controversy y la canción Heaven’s Trail (No Way Out). La voz de Jeff Keith ya no es la misma de antes, algo totalmente normal para alguien con 60 años, pero aún hace un trabajo sobresaliente. Luego sonó Taste Like, canción de Shock, último álbum y que le da nombre a la gira. Nos tuvimos que ir. Nos faltaron por escuchar del setlist muy buenas piezas como Edison’s Medicine, Love Song y su versión de Little Suzi (Ph. D.) Me llevo una camiseta de la banda como recuerdo.

Nos fuimos apurados a la tarima Love a ver lo que quedaba de la presentación de Meat Puppets. Esta banda para mí se caracteriza por dos particularidades: se dieron a conocer mundialmente cuando Nirvana los invitó a tocar en su Unplugged (El cual incluye tres canciones de ellos y la participación de los hermanos Curt y Cris Kirkwood) y por sus interesantes portadas de discos. Su estilo es bastante ecléctico: coquetean con varias tendencias musicales con el folk casi siempre al fondo.

Por allí sonaron algunas canciones de su último álbum Dusty Notes como: Warranty, Dusty Notes (Llegamos al show justamente en este momento), The Great Awakening, Nine Pins y muy buenas piezas como: Up On The Sun (Álbum homónimo), Lost y cerraron con Lake Of Fire, ambas del Meat Puppets II. Esta última es  bien conocida por ser una de las que cantó Kurt Cobain en el Unplugged.                

Nos quedamos allí mismo, en pocos minutos se presentaría una de las mayores referencias del sludge metal: Corrosion Of Conformity. Encabezados por Pepper Keenan, quien a pesar de no ser miembro fundador definitivamente es el más conocido de los cuatro por su participación en el supergrupo Down. Tendríamos ante nosotros la alineación clásica a excepción del baterista Reed Mullin, quien ha tenido algunos problemas con el alcohol y, en especial, con su rodilla. Su puesto lo ocupa su drum tech, un joven inglés llamado John Green.

A pesar de que vimos a la banda poco antes de que iniciara su tour 25 aniversario del álbum Deliverance, pudimos escuchar siete tracks de este, además de Mano de Mono, track instrumental que suena justo antes del inicio del show. Así fuimos escuchando buenas piezas como Seven Days, Señor Limpio, Broken Man, Heaven’s Not Overflowing y la poderosa Albatross. También escuchamos canciones de los álbumes America’s Volume Dealer, Blind y Wiseblood.

En algún momento vimos a Phil Anselmo animando desde el backstage. Recordemos que en casa todos son del mismo grupo de amigotes.

Para cerrar el entretenido y muy coreado por la audiencia show tocaron, como no podía ser de otra manera, Clean My Wounds del Deliverance, a mi manera de entender, uno de los álbumes esenciales del metal de los 90s.

Después de esta buena descarga nos sentamos un rato en una de las mesas que había en un verde prado en el recinto para escuchar de fondo a Wilco, tomar cerveza y filosofar sobre la vida. Cabe destacar que este festival nos agarró casi finalizando nuestro viaje y no estábamos precisamente rebosantes de energía.

La tertulia siguió de largo mientras también tocaba la banda inglesa The Cult, a la cual vimos de lejos mientras nos sentábamos cerca del último y más esperado show para nosotros de este año: Philip H. Anselmo & The Illegals Plays Pantera.

Veníamos fantaseando desde hace años con la posibilidad de ver una reunión de Pantera luego de la muerte del fenómeno de la guitarra Dimebag Darrell con alguna superestrella en su puesto. Tuve la oportunidad de ver su banda Damageplan en Download UK poco antes de morir y escuchar un épico Walk ese día. Luego, con la muerte de su hermano Vinnie Paul –justamente se cumplía un año este día- se perdía la esperanza. Sin embargo, Anselmo junto a la banda con la que ahora suele girar (The Illegals) decidió hacer un tour con canciones de Pantera.

Teníamos mucha expectativa por ver este concierto. A pesar de que Anselmo a veces deja mucho que desear como persona, no cabe duda de que es toda una personalidad dentro del mundo del heavy metal. Ha participado –y sigue haciéndolo- en infinidad de proyectos; cuando va a un festival solemos verle en el backstage de otros artistas animando, firmando autógrafos, etc.

Finalmente estuvimos casi cuatro horas esperando esta presentación y tal vez nos aburrimos un poco, pero en definitiva esperábamos algo más. Se entiende que la selección de canciones va acorde al tono que hoy en día Anselmo puede alcanzar, pero le faltó algo, modjo tal vez. No nos gustó tampoco que uno de los guitarristas actuara básicamente como un imitador de Dimebag, eso estuvo de más. También habría sido excelente ver a Rex –el otro superviviente de Pantera- aunque fuera en un par de canciones.

Sin embargo, no dejamos de disfrutar clásicos de la banda como Mouth For War, I’m Broken, Fucking Hostile, This Love, Walk y A New Level, entre otros. Cantamos, saltamos e hicimos la señal del diablo.

Así terminó esta jornada de Azkena, la única para nosotros, con un buen sabor de boca. De vez en cuando es bueno ir a un festival en donde se pagan precios justos por la restauración y se puede estar cómodo si así uno lo desea. Este evento tal vez podría crecer, pero al final creo que así está bien; correría el riesgo de perder su encanto.

Escrito por FUShoots. Edición de texto por Lastmario.

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