Nos escapamos a Portugal tres días en los que pudimos visitar su capital, Lisboa, y aprovechamos para acercarnos a Fátima y Sintra, disfrutando de una interesante y variopinta experiencia turística.
Visitando Portugal en tres días.
Viviendo en Madrid, España, nos vimos tentados a viajar en coche, pero el costo del combustible en estos días de inflación y los peajes nos hicieron cambiar de idea, optando por el transporte aéreo.
Llegamos al aeropuerto de Lisboa y tomamos el metro. Sí, el metro de esta ciudad llega al aeropuerto.
Dónde nos hospedamos en Portugal.
Decidimos dormir todos los días en Lisboa y desplazarnos a los sitios que íbamos a visitar ida por vuelta.
Lo hicimos en Seven Dreams Suites -recomendado-. Queda cerca de la estación de metro São Sebastião, al lado del Parque Eduardo VII; está un poquito alejado de la zona más céntrica y lo elegimos con la finalidad de abaratar gastos y tener la estación de buses Sete-Rios cerca para el viaje a Fátima.
Desayunamos todos los días en A Paderia Portuguesa de la esquina (incluido en el costo del hotel) y no estuvo mal; café y pan decentes.
Al frente teníamos un Corte Inglés para alguna compra de última hora o restauración no planificada, como el almuerzo que hicimos apenas llegando. Eso sí, todo allí es caro.
¿Qué hacer en Lisboa?
Lisboa está situada a espaldas del Océano Atlántico en la desembocadura del río Tajo (el más largo de la Península Ibérica). Una ubicación estratégica que ofrece rápida salida al mar, aguas que en algún momento de la historia exploraron los portugueses por primera vez, sin encontrarse tan expuestos a posibles ataques o asedios.
Una capital con un ritmo de vida tranquilo, reflejo de la idiosincrasia de este gentilicio que se toma las cosas -incluso las peores- con calma, Lisboa cuenta con una rica y atractiva oferta turística.
Si tienen poco tiempo disponible como fue nuestro caso, les recomendamos que hagan el free tour: paseo guiado en tu idioma que no tiene tarifa fija, se paga lo que consideres que costó. Nos tocó una guía española -extremeña- que nos hizo un recorrido muy ameno por los sitios más emblemáticos de la ciudad y nos dio algunos tips personalizados.
Centro de Lisboa.
El paseo de poco más de dos horas empezó en el Obelisco de la Praça dos Restauradores con una introducción a la historia de la ciudad. Luego nos movimos por el centro, visitando la Casa do Alentejo -allí se reúnen los hijos de esa región de Portugal-, el Memorial Judío -en conmemoración a la masacre de 1.506- y la Iglesia de Santo Domingo, mejor conocida como la iglesia quemada. Mucha historia detrás de cada lugar, edificio y monumento.
De allí fuimos a la bonita Plaza Rossio en donde se aprecia la imponente fachada de la estación de trenes. Entramos y subimos para poder acortar el camino (de forma gratuita) al Convento do Carmo y evitar el concurrido -y de pago- Elevador de Santa Justa. Aquí nos tomamos un refresco y nos relajamos en las escaleras exteriores.
Después seguimos por la ruta del Barrio de Chiado, bohemio y reconocido por su cultura, con moradores famosos como Camões y Pessoa, cafés, restaurantes, teatros y la librería más antigua del mundo (Livraria Bertrand).
El paseo finaliza al sur de la ciudad, en la Plaza del Comercio en la ribera del río Tajo, adonde llegamos a través de la conocida Rua Augusta y finalmente atravesando el arco monumental.
Después de este tour nos dirigimos al Mirador de Santa Lucía para unas espectaculares vistas de la ciudad. Por estas estrechas calles pasamos varios locales de fado, restaurantes que ofrecen shows de este estilo de música portuguesa. Si quieren ir a alguno les sugerimos que reserven con antelación porque tienen mucha demanda. A nosotros nos recomendaron el Fama d’Alfama y cerramos comiendo en uno de los restaurantes de la rua dos Bacalhoeiros.
El Parque de las Naciones de Lisboa.
Otro día aprovechando el tiempo que nos quedó al regreso del paseo a Fátima (ver más abajo) fuimos el Parque de las Naciones, una zona recuperada y moderna al este de Lisboa en donde construyeron el acuario, hoteles, restaurantes, casinos, museos… En fin, un lugar que bien vale la pena visitar para otro tipo de experiencias. Allí comimos y bebimos algo en la noche junto a unos amigos que viven en esta ciudad.
Visitando Belém.
Al día siguiente, de regreso de Sintra (ver más abajo) fuimos hacia el oeste de Lisboa, a Belém; allí tienen la Torre de Belém, el Monumento a los Descubrimientos, el Monasterio de los Jerónimos y los Pasteis de Belém, el lugar originario de los pasteles de nata. Un espectáculo culinario.
Norte de Lisboa.
Ya en nuestro último día, aprovechando el tiempo antes de tomar el vuelo de regreso y completando los cuatro puntos cardinales de la ciudad, fuimos hacia el norte, al Museo Calouste Gulbenkian. Lamentablemente se encontraba cerrado por reformas, pero de igual forma pudimos disfrutar su agradable jardín. Por cierto, en la cafetería que se encuentra allí nos tomamos el peor café del viaje. Y más al norte, si necesitan ir a un centro comercial, tienen el Colombo, que está muy bonito, y así pueden ver, al menos por fuera, el Estadio da Luz donde juega el Benfica.
Luego caminamos hasta el bonito Parque Eduardo VII, allí tendrán una de las estampas típicas de Lisboa en donde se ven estos jardines, la estatua del Marqués de Pombal y hacia el fondo la ciudad hasta llegar al río Tajo. No dejen de ir.
Todo esto lo pueden hacer en un par de días si no salen de la ciudad. Caminamos bastante y usamos el metro cuando nos hizo falta. Por cierto, hay tickets para viajes sencillos o abonos de 24 horas; planifíquense y saquen cuentas. No descarten usar plataformas como Bolt (más barato) y Über (más caro), ya que aquí son relativamente económicas y pueden ahorrar tiempo en algunas ocasiones.
¿Qué hacer en Fátima?
Para ir a Fátima tomamos un bus temprano en la estación de Sete-Rios con boletos que habíamos comprado previamente por internet en rede expressos. El trayecto dura hora y media, y una vez en Fátima unas tres horas son suficiente tiempo para ver el santuario, así que pueden comprar los boletos de vuelta de una vez teniendo esto en cuenta.
En el Santuario de Fátima tienen un par de Basílicas, una moderna y otra antigua en las que continuamente se ofician misas. Además de eso, cuentan con la Capilla de las Apariciones. Los visitantes sin interés religioso -como es mi caso- pueden apreciar un fragmento del Muro de Berlín.
Para terminar, hay un mercadillo en donde pueden comprar recuerdos. No recomendaría comer por allí ya que todo el sitio es básicamente un atrapa turistas.
¿Qué hacer en Sintra?
Nos habían recomendado que conociéramos esta interesante villa relativamente cerca de Lisboa. Para ello tomamos un tren que nos puso en Sintra en una hora aproximadamente.
Hay varios sitios para visitar en esta montaña, el más conocido es el Palacio de la Pena. Sin embargo, nuestra guía del free tour en Lisboa considerando que veníamos de España en donde tenemos castillos para regalar, nos recomendó que fuéramos a la Quinta da Regaleira. La sugerencia resultó todo un acierto.
La Quinta da Regaleira fue construida por un excéntrico millonario masón y está llena de elementos que hacen referencia a esta institución. Entre ellos destacan el pozo iniciático y el palacio. Van a alucinar con lo que verán aquí.
Por cierto, a menos que deseen caminar esta montaña les recomendamos que compren un abono de bus turístico por un día, ya que lo van a usar para subir y bajar entre los diferentes sitios. Tampoco es recomendable subir en auto, debido a que las vías son estrechas y a veces el paso se complica.
Como el abono del bus nos cubría la posibilidad de ir a Cascais (sin pago extra) así lo hicimos. Pasamos por el punto más occidental del continente europeo, Cabo da Roca y llegamos a Cascais, una villa con playas más conveniente para visitar en verano, pero podemos contar que pasamos por allí. Almorzamos y nos regresamos a Lisboa en tren.
Comentarios finales sobre Portugal en tres días.
Habrán notado que prácticamente no hemos hablado de las comidas y eso es porque la mayoría de ellas fueron relativamente caras y bastante normales. Sólo una se salvó: un almuerzo con una amiga que vive allí y conoce de sobra dónde comer bien a buen precio. Jaguar se llama el restaurante; no dejen de ir para disfrutar una experiencia culinaria auténticamente portuguesa.
Esto fue lo más importante de nuestro viaje a Portugal en días con Lisboa, Fátima y Sintra. Hasta la próxima.
Escrito por FUShoots. Edición de texto por Lastmario.
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